La televisión por cable se encuentra en medio de su mayor batalla, enfrentándose a los servicios de streaming, YouTube y otras opciones de entretenimiento que existen. Además, se podría decir que la televisión por cable es su peor enemigo, ya que no deja de subir los precios para compensar la pérdida de ingresos.
Está claro que los servicios de cable se esfuerzan al máximo por seguir siendo relevantes en el mundo actual, pero ¿lo serán alguna vez del todo? ¿Llegará ese día? Si echamos un vistazo a su espiral descendente, no es difícil imaginarlo. Profundicemos en los problemas a los que se enfrenta este servicio en estos momentos.
El auge de los servicios de streaming
El éxito de Netflix no es nuevo para nadie. De hecho, siguen creciendo e invirtiendo en su plataforma, creando cada vez más contenidos a la carta para sus usuarios. Y todo ello por un módico precio. No cobran más por programas o películas especiales. Y Netflix no es el único que apuesta por todas. HBO, Amazon o Disney también están creando sus propias plataformas de streaming.
A pesar del enorme número de canales, la televisión por cable empezó a quedarse bastante atrás. Claro, ofrecen paquetes con cientos de canales pero, al final, rara vez hay algo interesante que ver. Son demasiado específicos, repetitivos o aburridos. Sólo consiguen contenidos premium como películas famosas años después o venden esos contenidos a precios desorbitados. Con la oferta que hay hoy en día, es normal que la gente se moleste.
Internet rápido para todos
El panorama del entretenimiento televisivo ha cambiado por completo y una de las razones fundamentales es Internet, concretamente una conexión rápida. Internet existe desde hace varios años, pero no todo el mundo tenía acceso a una conexión rápida y fiable. No hace mucho, era casi imposible ver un programa en línea debido a los constantes búferes.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Hoy en día, casi todo el mundo tiene fibra, lo que garantiza una conexión super rápida y estable. ¿Cuál es el resultado? Contenidos a la carta. Ahora podemos ver lo que queremos, cuando queremos. Ya no hay que esperar a que emitan nuestro programa favorito, se acabaron las repeticiones y los episodios perdidos.
Además de todo esto, tenemos plataformas que promueven la creación independiente de contenidos. La gente a la que le gustan los videojuegos ahora puede entrar en Twitch y ver a sus jugadores favoritos, como les plazca. Totalmente gratis. Lo mismo ocurre con YouTube. Los grandes servicios de streaming como Netflix personalizan nuestra experiencia como espectadores según nuestros gustos, recomendándonos más programas como los que nos gustan. Así, podemos seleccionar el tipo de contenido que queremos ver.
El “binge-watching” es algo común ahora
Todos recordamos los viejos tiempos en los que algunos canales de televisión por cable emitían un determinado programa durante toda la tarde, una auténtica sesión de binge-watch. Sin embargo, el obsceno número de anuncios era siempre un enorme fastidio.
Luego llegó Netflix, el servicio de streaming que revolucionó el binge-watching. De repente, tenemos horas y horas y horas de contenidos disponibles. Un enorme catálogo de series y películas disponible en nuestras computadoras, televisores o teléfonos. Después, dieron un paso más y empezaron a crear sus propios programas y películas, con una pequeña salvedad. Lo publicaron todo de una vez. Fue una locura en su momento.
El binge-watching por fin se ha convertido en algo normal y cuando está a punto de estrenarse una nueva temporada de nuestra serie favorita, sabes que nos vamos a estar meciendo en el sofá durante horas.
Desgraciadamente, la televisión por cable no pudo seguir el ritmo de la comodidad que ofrecían y ofrecen las plataformas de streaming.
Precios e indignación
Como ya hemos dicho, la respuesta de la televisión por cable a la caída de sus ingresos ha sido subir aún más los precios. Y si bien puede tener sentido en la mente de los ejecutivos, tiene poco o ningún sentido para los clientes.
Sus precios ya eran anticuados para los estándares actuales, pero ahora son simplemente insultantes. Se podría argumentar a su favor si pusieran a disposición todos sus contenidos por un precio elevado, ¡pero no! Además, hay varios canales premium que requieren una suscripción. Canales, no plataformas. ¿No es una tontería?
Por otro lado, tenemos servicios y plataformas de streaming que ofrecen miles de horas de contenidos por una suscripción mensual barata o incluso gratis.
Reflexiones finales
Está claro que la televisión por cable va cuesta abajo y que es sólo cuestión de tiempo para que quede completamente obsoleta. La televisión, en cambio, seguirá existiendo. El hecho de que ahora podamos acceder a nuestros contenidos desde el teléfono o la computadora no significa que vayamos a dejar de usar la televisión en la comodidad de nuestro sofá. ¡Feliz binge-watching!